Nunca he sido buena con las indirectas, soy de esas personas que prefieren se les haga saber las cosas con todas las frases, palabras, vocablos y sílabas que incluya el sentir; sea cual fuere este; directo y claro, porque soy torpe para comprenderlas.

Prefiero que el tiempo me transcurra en procesarlo que en tratar de descifrarlo, porque además, tal vez, me ocurra la desgracia de jamás comprender que una cosa más quería brotar de entre líneas, de las conversaciones o de los actos. Y lo más importante, porque eso alegremente me restaría días de observar todo de cabeza como suelo hacerlo, y porque así tal vez, la parte más aturdida de mi existencia se debilite de un poco.

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