Diatriba

Que se pudran todos aquellos que nos olvidaron 
que se les seque la existencia y no la puedan volver a humedecer 
en cualquier lado, con cualquier gente

Que no tengan paz mientras la miseria recorra los vagones del metro 
y las calles se llenen de techos improvisados

Que les pesen las horas con cada obrero 
que tenga que serlo 24x24
y con cada mujer que maquile o limpie 
con las manos llenas de callos y la existencia agotada 

Que no estén a salvo de las memorias que duelen a tantos,
que los acorrale el duelo por todas las hijas y hermanos que no están

Que se pudran aquellos que se olvidaron del dolor ajeno
y se ensimismaron en su mundo como si no hubiera otros mundos
Quienes desperdigaron el tiempo pensando 
en que ya no había nada que hacer
Que se queden cual herida abierta 
cuando omitan nombres y rostros 

Que se pudran por haber olvidado lo que es buscar cinco pesos en los bolsillos del pantalón para poder viajar en el metro y encontrar escrito en algún vagón:
QUE SE PUDRAN TODOS AQUELLOS QUE NOS OLVIDARON.

Que se pudran y un día renazcan 
con otros ojos, 
con otras manos,
con la conciencia intacta, 
que ya no olviden que olvidan,
que la memoria los mantenga a todos con vida.



Trovatten, F. (2018) The Mexico City Subway. [Fotografías]. Tomadas dehttps://trovatten.com/

Bajar armas

A qué hemos llamado distancia si yo sigo contigo y tu sigues aquí, 
qué fue separar los caminos 
si hay huellas del uno y del otro en los lugares donde andamos,
en el paso que damos esperando que sea asunto del polvo y el silencio

Yo me acuerdo de tus manos y tus piernas como del otoño que está por venir,
mis recuerdos son como si el futuro, no como si el pasado 
y entonces no descanso, no concibo suspensión ni abandono,
cuál ha sido la conclusión si yo solo cubrí todo y tú te ocultaste

Han cantado en uno de los lugares donde alguna vez vivimos
han invocando a los que fuimos 
como conjurando un ritual de presencias 
Éramos
y seguimos siendo,
no ha habido muerte ni tumbas 

Levitamos en el tiempo como huérfanos de lo que no dimos
parados en el borde de un vacío al que no caímos,
pirómanos cobardes 
dónde están los restos si ni siquiera sabemos del incendio.



Granizo

Te saca de tus casillas porque puede hacerlo, te muestra algo más que tu pobre cotidianidad.

No es un milagro ni el castigo de algún dios, tampoco el resultado de bailar con intensidad para que Tláloc venga, nadie lo ha llamado y sin embargo está aquí, pero no viene porque quiera ser mirado, ni siquiera se lo ha propuesto. No hace acto de presencia para que alguien le reconozca, sin embargo, tú lo hiciste y lo haces; como todo en un inicio: 

Lo miraste y el asombro te inundó, tuviste la necesidad de preguntarte por él, de explicarlo y nombrarlo -es granizo- dijiste, y así justificaste la aparición de la tormenta, de algo sólido que cae del cielo y desaparece en el suelo en forma líquida. Va a granizar, está granizando, ya granizó: lo convertiste en un acto y un verbo conjugado con la intención de darle forma de lugar común, como todo lo demás.

Pero intenta usar tu automóvil cuando el granizo cae con más intensidad y toma la calle, intenta colocar tu ropa recién lavada en el tendedero, salir a la calle sin que te golpee el cuerpo y te haga consciente de su presencia… y dentro de algún lugar, ¿puedes seguir tu rutina sin escucharlo o verlo?

Empieza golpeando tus ventanas, haciendo resonar el techo de la casa; pequeñas bolas de hielo que caen una tras otra coloreando de blanco todo lo que encuentran y si les pones atención, revelan ritmo en su caída, una canción y una danza que suceden a pesar de ti y de tus ocupaciones, de las calles y los edificios, de los relojes y el tiempo. Es mejor que dejes que te empapen de cualquier manera.

Fíjate bien, ya te robaron la atención, tomaron tu mirada aunque fuese por un momento, ya no estás en lo que hacías o decías, o por lo menos, no puedes estarlo del todo. Mira cómo los granizos caen, duran tan poco ¿no es así?, cuán corta es su presencia, pero también, es verdad, cuántos recuerdos pueden construir o evocar. 

Ya acabó la tormenta, ya se termina el granizo y dejas de admirarlo, ¿te das cuenta? 
Cuando se va se acaba el espectáculo, todo vuelve a los colores conocidos y las personas a las actividades que pueden hacerse cuando no graniza. Regresa a lo que hacías, regresa ya a lo que estabas, el granizo ya se fue.