Una fracción de hoy

Sé generoso y danza en mí
compromete tu tiempo con el mío como pertinencia
compromete tus caricias, por lo menos un desvelo
Qué me llevo si con mis dedos recorro los montes que pueblan tu cuerpo,
las columnas que la luz de medianoche iluminan en ti
Desfigura el espacio, la morada de un alma solitaria
ponle forma, dale un nombre; te llamo en mis pensamientos para que lo hagas
De qué te despojo si atraviesas límites y vienes
He soñado tu presencia, tu voz rompiendo las paredes.
No hay carencia si dejas tu olor sobre mis aberturas
No hay negación si tu boca vaga por mi cuello.
La belleza y calidez que se ocultan en ti, déjame evidenciarlas, hacerlas oda
Haz nacer tu rastro
déjalo aquí, 
para que mañana, cuando despierte
mi materia sea feliz.


Una fracción de ayer

Eterno resplandor de mis recuerdos, invocando momentos que no sucedieron.
Inagotable ficción de una memoria, construyendo escenarios que nunca habite.

Una mente llena de recuerdos que siempre aguardaron por suceder, por sucedernos.
Un recuerdo inocente que evoca una presencia no mirada, muchas veces sentida.
Las memorias esquivan los lamentos del infortunio destino de jamás suceder y se refugian en su única alegría: 
hacerte visible aunque no estés.

Los años

Me parece verlo todavía, su rostro marcado a fuego
en el horizonte
Un muchacho hermoso y valiente
Un poeta latinoamericano
Un perdedor nada preocupado por el dinero
Un hijo de las clases medias
Un lector de Rimbaud y de Oquendo de Amat
Un lector de Cardenal y de Nicanor Parra
Un lector de Enrique Lihn
Un tipo que se enamora locamente
y que al cabo de dos años está solo
pero piensa que no puede ser
que es imposible no acabar reuniéndose
otra vez con ella
Un vagabundo
Un pasaporte arrugado y manoseado y un sueño
que atraviesa puestos fronterizos
hundido en el légamo de su propia pesadilla
Un trabajador de temporada
Un santo selvático
Un poeta latinoamericano lejos de los poetas
latinoamericanos
Un tipo que folla y ama y vive aventuras agradables
y desagradables cada vez más lejos
del punto de partida
Un cuerpo azotado por el viento
Un cuento o una historia que casi todos han olvidado
Un tipo obstinado probablemente de sangre india
criolla y gallega
Una estatua que a veces sueña con volver a encontrar
el amor en una hora inesperada y terrible
Un lector de poesía
Un extranjero en Europa
Un hombre que pierde el pelo y los dientes
pero no el valor
Como si el valor valiera algo
Como si el valor fuera a devolverle
aquellos lejanos días de México
la juventud perdida y el amor
(Bueno, dijo, pongamos que acepto perder México y la juventud, pero jamás el amor)

Un tipo con una extraña predisposición
a sobrevivir
Un poeta latinoamericano que al llegar la noche
se echa en su jergón y sueña
Un sueño maravilloso
que atraviesa países y años
Un sueño maravilloso
que atraviesa enfermedades y ausencias


-Roberto Bolaño
 en "La Universidad Desconocida"


María

No sé, no sé realmente si fue la primer persona a la que vi por primera vez en el mundo, pero a ella le debo el haberme concedido la gracia de conocerlo. Supo bien cuando estuve lista para ello, supo exactamente cuándo destapar mis ojos y decirme: "Míralo ahora". 

Yo no conocía el significado y uso de ninguna cosa, más de millones me reveló el secreto: 

¿Qué es una nube?, ¿Qué es una cama?, ¿Para qué sirve una ventana?, tal vez nunca se lo pregunté directamente pero no hacía falta; en ella se alojaba la paciencia que requería mi inexperta e infantil mirada.
Fue conmigo que aprendió a enseñar, fue con ella que aprendí a saber. "Sé de qué color es el cielo y los pájaros que vuelan sobre él" La maestra primera de la niña raíz que algunos años atrás brotó de su vientre.

Aunque el tiempo haya pasado y los años nos hayan vuelto tan distintas, ella no dejará de ser mi reflejo, creo que yo no dejaré de ser el suyo. En María nada dice amor como todos sus actos, sonrisas y llantos de todos estos años. 


"María:

Gracias eternas e infinitas.
María:
Te amo.

No te abrumes mujer por el tiempo, pues jamás sabrá robar tus pasos que son lo más valioso que tengo. 

No te agobies mujer por lo que será de mi mañana, puede que no sea lo que hayas pensado, más te prometo no ser un total estropajo.
Quiero que seas libre, quiero que seas tú"

Es María la mujer que labró mis días; le debo el estar en tierra firme. Es por siempre eterna en mis palabras, pues si algo sé de justicia y fortaleza es gracias a su presencia.


Hablé un poco de María, la mujer que después de la vida me regaló la palabra hija; la mujer a la que pude regalarle la palabra madre.


El baile

Así, tú yo nos convertimos 
En sabuesos de nuestra propia memoria.
     Y recorrimos, como detectives latinoamericanos,
Las calles polvorientas del continente
Buscando al asesino.
Pero sólo encontramos 
vitrinas vacías, manifestaciones equívocas 
De la verdad.
-Roberto Bolaño 

Hoy leí al aire libre, sentada en un contenedor de refrescos Coca-Cola
el viento hizo de las hojas de las plantas y mis cabellos danza.
Sentada en el rincón más alto y apartado de la casa, conversando con Bolaño: "...esta tarde que consideras similar a una tarde del fin del mundo..."  
Lo que miras desde un tercer piso 
no se halla en la parte de abajo
Asómate a la calle y el escenario es más oscuro
Aquí las nubes moviéndose
yendo de azul a gris, haciendo lo imposible para no derramarse y acudir a la pista de las melancolías.
Un recuerdo flash de cuando estuviste aquí, de espaldas, observando las hojas de una de las plantas, 
no es real, nunca pasó.
Las hojas y el viento, las aves apurando el vuelo, 
un perro lamiendo mis manos, saltando a mi regazo.
Ya casi era el turno de la noche y la lluvia.
Y todo bailaba, yo sólo observaba
fui la pieza estática en la sala.


"La literatura y las mariposas son las pasiones más dulces de la humanidad" 
-Vladimir Nabokov 
Dibujos realizados por el mismo Nabokov, regalo a su esposa Vera.

Él no era el tipo de hombre que provocara arrebatos pasajeros, era el tipo de hombre en el que deseabas mirarte hora tras hora en la inmensidad de sus ojos, reposar en sus labios sin importar el tiempo, sin importar si en ellos llegaba el mañana; tomar su mano y poblar el silencio de aquel espacio que lo refugiaba. 
Había una frontera entre él y el mundo, una frontera que no me costaba cruzar sabiendo que mi travesía tenía como recompensa grabar su olor en mi cuerpo.

Pocas cosas nos dijimos, las mayores confidencias las hacían sus pasos por la pieza y la ventana empañada de su respiración. Su voz se regaba en la cama, en el techo de la casa y en las letras con las que regalaba sentido a una pequeña libreta; secar su llanto algunas noches llenaba el espacio con la más honda tristeza, era un niño entre mis brazos.

La soledad fue siempre su fiel compañera y por eso aprendí a convivir con ella.

Me sorprendí amándole hasta la médula, me sorprendí enamorada del muchacho taciturno con aires de otro siglo; llegué a pensar que era probable que viniera de otro tiempo. Reinventar la lluvia y los días en casa, reinventar un ave en su mirada.

El día que se fue las paredes comenzaron a desaparecer y su imagen en la ventana fue demolida mientras le confesaba
-no te olvidaré- su olor a lima, las pocas veces que vi su sonrisa. Procedí a reconstruirlo en mis recuerdos. Él no era el tipo de hombre que provocara llantos, era el tipo de hombre que causaba poemas.

Cuidado con las palabras

Cuidado con las palabras
(dijo)
tienen filo
te cortarán la lengua
cuidado
te hundirán en la cárcel
cuidado
no despertar a las palabras
acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en tus ojos cerrados
cuídate
no tientes a los ángeles de las vocales
no atraigas frases
poemas
versos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí
que ya te has ido
que todo ha terminado

*
Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.

*
Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.

*
Temo dejar de ser
la que nunca fui
beber en el silencio
adentro del silencio.


-Alejandra Pizarnik

Textos entre 1956-1960