Germen de inexistencia

No son necesarios los ojos para mirar y la piel para tocar, existen los medios invisibles, 
los que aún nadie se ha atrevido a desmembrar.
Habiendo tanta carencia, nos condenamos a sumar y a caminar hacia atrás.

Soñé con un día en el que le inventábamos colores al viento y dolores al cuerpo, 

soñé los ojos y la voz que no recuerdo y el nombre que cada noche llamo,
pensé en la transparencia de mis credos y en el acuerdo para romperlos.

Las vidas se posarán en lo inexistente y de algún modo sabrán ir poniendo palabras que rimen entre consonantes, 

y que al decirse jamás sequen los labios, 
y que después de oler a eco, terminen siendo polvo.

Invitación a amanecer desnudos, cubiertos de nada, con la única tarea de reinventar la inconsistencia de la palabra mundo.




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