Vaya a saberlo querido hermano,
su voluntad de volver a la raíz, tiene que ser
más grande que la que lo hizo partir,
porque su corazón se encuentra de este lado,
pero aquí las cosas no son más livianas;
el peso de la vida es equivalente al de las entrañas.
De una gente la separación es el idioma,
de la otra las distancias y la tierra.
Eres el alejado de todos,
el que anda pasos de cautividad,
dando cuenta que aquí y allá,
de ambos lados hay soledad.
Tienes que saber que la monotonía
también es algo que aquí quema,
una linea que divide la tierra no nos ha diferenciado,
lo que está signado de este lado,
son los hombres y mujeres deambulando,
que madrugan y trasnochan por el diario bocado.
Aquí también los deberes y los trabajos
se lo comen a uno, lo machacan como pobre hormiga,
lo malviven y rematan como pobre baratija.
Es justo que sepas, que acá también hay ordenanza,
que todo está oloriento a carencia, pero con tonos
de esperanza.
Debes saber que aquí nada es diferente,
que acá también uno se pierde y se esconde
y se mece en los penares hasta sentir que se
deshace en las instalaciones de la nada;
al fin y al cabo qué es una frontera cuando
uno es humano de los dos lados.
Sépalo bien, hermano, que aquí también hay lucha,
que acá también uno se vuelve sombra,
pero también es curado al saberse pronunciado
y de nuevo mirado.
Aquí siempre se le espera y se le añora como
me atrevo a decir, nunca de ese lado.
Porque al fin y el cabo qué es una frontera cuando
uno es humano aquí y allá
pero de un lado siempre ha tenido su hogar.
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