Fíjese bien, aquí no hay más que restos y ruinas,
una niña escondida en la maleza,
una mujer asustada del mundo y de sí misma.
Nos llenamos de ruidos que parecen infinitos,
de los pasos que nunca llegan.
¿Ya vio? esta época del año tiende a regalarnos
tan apenado paisaje,
escuchamos el crujir de las ramas desnudas,
el viento gimiendo en otros lenguajes.
Hay un par de maletas que llevan años sin ser desempacadas.
Desearía hacerle pasar pero no es bueno que vea el desastre que ha anidado,
el viejo pájaro en el que se ha convertido.
Desearía que pasara pero las piezas de porcelana en el suelo pueden causarle nostalgia,
sobre todo los textos, los textos por doquier como campo minado.
Todo aquí es como un poema roto que se ha vuelto a armar pero ya no es el mismo,
otros versos, otras palabras, otras llamas lo sacuden.
Mire bien, que los ojos no le engañen,
aquí no hay nada que le haga sentir que pertenece,
el río nunca brota en un desierto.
Siga caminando cuanto pueda,
no se quede, ¿ya se fijó bien?,
siga buscando.
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