Y me tendí en el suelo, me tendí para ver si la tierra murmuraba aquello que desconozco, aquello con lo que he formado un tejido de ideas pero no tengo medios para saber si existe, qué es o cómo es.

Me dejé ir para ver si así se apiadaba de mi mente en blanco y me eran dados los nombres y direcciones de pasadizos ocultos de hombres y mujeres terrenales confinamos al olvido cuando suspendimos la búsqueda.

En el pensamiento más ruidoso dije: "Quiero verlos, caminarlos, tocarlos". La tierra vibró pero no dijo nada. 

¿A cuántos secretos tiene uno derecho?, ¿Cuántas lagunas o vacíos mentales se deben tener para poder encontrarlos?

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