Frida Kahlo


El ejercicio de desfallecer,
desfallecer de madrugada tendida en una cama helada,
llena de altares demenciales y memorias alabantes.
Material para el amor sin cuerpo, el cielo sin aves,
la avenida sin señales.
Inventar un signo o recordar alguno.

Malabares de extrañeza,
la figura que no pesa pero tampoco cesa.
Reparase y agrietarse, agrietarse y repararse;
para convertirse y reconvertirse,
como la tierra sin lluvia y más tarde con ella.

Me asegura el eco que la cordura no elimina la demencia, 
que la ausencia es la presencia,
y diviso la tierra en donde no siembran pesares,
del pueblo que huele a café de hoya

y reparte cantos de arrabales.
Y hay tumbas llenas de ceremonias, 
de donde aspiro el incienso de nueva brasa, 
de donde cojo las flores que llevo a casa.

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