María

No sé, no sé realmente si fue la primer persona a la que vi por primera vez en el mundo, pero a ella le debo el haberme concedido la gracia de conocerlo. Supo bien cuando estuve lista para ello, supo exactamente cuándo destapar mis ojos y decirme: "Míralo ahora". 

Yo no conocía el significado y uso de ninguna cosa, más de millones me reveló el secreto: 

¿Qué es una nube?, ¿Qué es una cama?, ¿Para qué sirve una ventana?, tal vez nunca se lo pregunté directamente pero no hacía falta; en ella se alojaba la paciencia que requería mi inexperta e infantil mirada.
Fue conmigo que aprendió a enseñar, fue con ella que aprendí a saber. "Sé de qué color es el cielo y los pájaros que vuelan sobre él" La maestra primera de la niña raíz que algunos años atrás brotó de su vientre.

Aunque el tiempo haya pasado y los años nos hayan vuelto tan distintas, ella no dejará de ser mi reflejo, creo que yo no dejaré de ser el suyo. En María nada dice amor como todos sus actos, sonrisas y llantos de todos estos años. 


"María:

Gracias eternas e infinitas.
María:
Te amo.

No te abrumes mujer por el tiempo, pues jamás sabrá robar tus pasos que son lo más valioso que tengo. 

No te agobies mujer por lo que será de mi mañana, puede que no sea lo que hayas pensado, más te prometo no ser un total estropajo.
Quiero que seas libre, quiero que seas tú"

Es María la mujer que labró mis días; le debo el estar en tierra firme. Es por siempre eterna en mis palabras, pues si algo sé de justicia y fortaleza es gracias a su presencia.


Hablé un poco de María, la mujer que después de la vida me regaló la palabra hija; la mujer a la que pude regalarle la palabra madre.


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