Los signos del mundo

Monotonía ininterrumpida, 
antítesis de una pronunciación,
saciedad no saciable,
marabunta de bestias. 

Intuición no nombrada,
inmunidad de los desolados,
desmemoria de los inocentes,
funeral de niños y mujeres.

La pena de muerte para un hombre triste,
las palabras entre lineas jamás vistas,
la pupila dilatada, el ceño fruncido, 
la boca callada. 

El retrato y el nombre del desaparecido, 
la voz del cantante,
el baile repentino, la función de cine,
el hambre del mendigo
y el hambre del opulento.

El pozo negro sobre las aguas,
la caída de un muro,
una balsa vacía que navega a la deriva, 
las psiques, las filias, los trastornos y
los miedos.

El llanto o la risa sin control,
la orilla de un acantilado,
el grosor de la ignorancia,
el cansancio y la protesta,
la conciencia y la lucha eterna.
La enfermedad y la cura.

El grito que jamás será detenido,
los cuerpos apartados, mutilados, desamparados 
y jamás olvidados,
las armas, la guerra y la naturaleza muerta, 
el cambio y la permanencia.

Lo que nace y crece, 
la música y las ideas, 
el pensamiento y la invención. 
El tiempo que se fue y el tiempo que aún no viene.

La libertad, la esclavitud, el presente y la nada, 
la espera y la esperanza,
la revolución y unos dedos que se aferran a la palabra "creer".


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