Para mi padre.
Escribo para que vengas porque es la única forma que conozco de llamarte,
escribo porque me cansan las palabras y me arden los labios,
lo hago para evitar que las miserias del día se vayan y permanezcan juntas.
No escribo para mí, escribo para otros
y si escribo para otros, escribo entonces para mí,
escribo para no olvidar que hay cosas olvidadas
y no extraviar las cosas que me duelen,
porque a veces ya no sé ni lo que hago ni porqué lo hago
y es por eso que también escribo.
Escribo porque estoy perdida y no encuentro alguna puerta abierta,
porque no sólo lo estoy yo y necesita ser dicho,
lo hago porque la lluvia es un acto que aborda dos sentidos: a mi y a la calle,
y la lluvia empapa la calle, y a mi me empapa la calle con toda su lluvia.
Escribo porque los poemas son un remedio y una enfermedad, porque pertenecen a la angustia, al dolor y al amor... ¿o será que todo ello pertenece a los poemas?
Escribo porque hay formas de estar callada y hay otras para nombrarte,
yo quise poner todo en un sitio para que te lo lleves intacto,
como recién salido de este puño,
yo quise poner todo en un sitio para que te lo lleves intacto,
como recién salido de este puño,
y entonces no haya que decir lo que no debe decirse,
y entonces no dudes que se trata de ti.
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