Juan Rulfo fue un escritor originario de mi país, autor de "El Llano en Llamas" y la novela "Pedro Páramo". Leerlo es hacer vívidas las imágenes en la memoria de la historia de un México que el tiempo y la modernidad han desdibujado: El de los años de los abuelos y los bisabuelos, el de los tiempos revolucionarios, la vida rural y su incesante lucha por la libertad, sus raíces, tierras y credos; esas realidades que transcurrieron (y transcurren) bajo la pobreza, en la encomienda a Dios y a lo que pudiera traerles de esperanzador en el día a día.

Si estos escenarios, los paisajes rurales y las historias no se conocen, no son familiares para quien las lee, se recrean sin ninguna dificultad en la imaginación a través de cada historia de Rulfo. Porque además, aunque él habla de la historia de un pueblo, bien pudiera reflejarse la historia de varios, en particular, la de los latinoamericanos. La invitación a reconstruir la memoria a través de la excelente narrativa es lo que más me gusta en este escritor, no es posible leer alguna de las historias sin estar recreando la escena descrita en la mente, sin ser parte de la misma. 

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